Admirar el trabajo de una cantante es normal pero serle fiel por casi veintiocho años de vida, sin tener la oportunidad de verla cantar y bailar en vivo, es imperdonable, o, lo que es peor aún, un grave insulto a los que se consideran, como yo, fanáticos. Es frustrante, claro que sí, especialmente cuando esperas que cada año la “reina del pop” incluya dentro de su gira internacional a Perú. Este 2012 tampoco lo hará, aunque ganas no le faltan, al menos eso quedó registrado hace algunos meses en su cuenta personal de twitter: “I want to go to Peru”.
Por eso, durante todo este tiempo he coleccionado, por gusto o consuelo personal, los DVD’s de sus giras mundiales, desde “Like a Virgen Tour 1985”, hasta el último,“Sticky & Sweet Tour 2009”; con la esperanza de ver en directo a una leyenda viviente de la música. No exagero si digo que guardo almacenado en mi iphone todos los álbumes de Madonna y, además, conozco detalles de su vida, gracias a la biografía escrita porAndrew Morton en el 2001. Felizmente esta historia tiene un final feliz: la noche del último jueves tuve la suerte de ver coronado uno de mis sueños, la diva cantó en Berlín y derrochó energía como sólo ella sabe hacerlo. ¡Larga vida a la reina!
Ella es Madonna Louise Ciccone, en algún momento pensé que se había inventado este nombre artístico con el objetivo de hacerse conocida y ganar rápidamente popularidad en el mercado estadounidense, pero no, su madre, de ascendencia franco-candiense, se llamaba exactamente igual.
Su último trabajo musical apareció en marzo de 2012 y curiosamente se titula “MDNA” (como la droga éxtasis). Para promocionar sus nuevas canciones, anunció su novena gira mundial con conciertos en más de noventa ciudades. ¿Realmente lo necesita?. Pienso que no, además, el público que la sigue quiere divertirse cantando los éxitos de siempre, no escuchando canciones totalmente nuevas, muy similares entre sí y que cuesta aprender de la noche a la mañana.
Pero la diva, a sus casi 54 años de edad, sabe lo que hace, no en vano está en el negocio desde 1979, tiempo suficiente para conocer de memoria qué estrategias musicales funcionan en este mundo cada vez más exigente y mantenerse en el tope de su carrera. Ella sabe que tiene que reinventarse por enésima vez, no puede darse el lujo de bajar las revoluciones o pedir a sus fans fidelidad forever, especialmente si hay una Lady Gaga, veintiséis años más joven, con ganas de arrebatarle el tan codiciado trono musical.
Tour 2012
La gira, que la llevará por parte de Europa, Norteamérica, Sudamérica y Australia, comenzó el 31 de mayo de 2012 en Tel Aviv y fiel a su estilo no desaprovechó la oportunidad para dirigirse a sus fans en Israel: «Elegí empezar mi gira mundial en Israel por una razón especial e importante. No pueden ser mis admiradores y no querer paz en el mundo. Todas las personas, todos somos hijos e hijas del universo y seres humanos. Todos sangramos el mismo color. Todos queremos amar y ser amados. Es fácil decir “Quiero paz”, pero es otra cosa hacerlo… Ningún conflicto puede ser resuelto causando dolor a otro ser humano. (…) Como ya saben, todos los conflictos que han estado ocurriendo durante años en Medio Oriente tienen que acabar». Ojalá logre el efecto esperado por el bien de tanta gente inocente.
En Berlín, los dos conciertos de la diva fueron en el O 2 World Arena (con capacidad para 17.000 personas). Cuando anunciaron que la “chica material” no se presentaría en elEstadio Olímpico (con capacidad para 74.220 espectadores), me sentí decepcionada. Uno de los mejores espectáculos del mundo en un espacio reducido y yo de testigo. Pero luego lo pensé mejor y hasta me alegré porque tendría la oportunidad de verla en una mejor ubicación y, posiblemente, su voz se escucharía con más claridad, siempre y cuando no abuse del playback, como lo hizo en “Sticky & Sweet Tour 2009”.
¡Que empiece el show!
El concierto estaba programado para las ocho y treinta de la noche pero como la mega estrella quería tener al público a sus pies y acaparar la máxima atención posible, dilató dos largas horas su presentación hasta el final de un partido de fútbol: el país anfitrión estaba luchando contra Italia su pase a la final de la Euro Copa.
Nadie se quejaba, cero pifias, nada de protestas, sólo algunas silbidos para recordarle a la chica de Michigan que estaba excediéndose con la espera. Si cinco minutos de retraso en Alemania es sinónimo de falta de respeto, imagínense ciento veinte minutos. Pero no, los alemanes la aman y le perdonan hasta sus más extravagantes locuras.
De repente las luces del recinto se apagaron y el escenario se convirtió en una catedral gótica, con un gran incensario -una réplica del botafumeiro de la Catedral de Santiago de Compostela en España – balanceado por bailarines vestidos de monjes (y tacones), mientras sonaban rezos en hebreo.
La iconografía cristiana no podía estar ausente en un nuevo concierto de reina del pop, por eso la diva inicia el show arrodillada en un confesionario, mientras recita la primera estrofa del “Girl Gone Wild”:
Oh my God
I’m Heartly Sorry
For Having Offended Thee
And I Detest All My Sins
Because I Dread The Loss Of Heaven
And The Pains Of Hell
But Most Of All Because I Love Thee
And I Want So Badly To Be Good
Good…Good
La fachada de la catedral cae y una camaleónica Madonna vestida al mejor estilo de una chica James Bond aparece con un velo negro en la cabeza y una metralleta en la mano izquierda. Pronto se desase del adorno religioso y deja al descubierto su, todavía, estilizada figura. Ella camina, se acerca al público y empieza lo que más sabe hacer: bailar. No está sola, la acompañan seis bailarines que se mueven como los dioses.
Durante la primera media hora continúan las canciones de su último disco: “Revolver”, “Gang Bang”, ambas cargadas de aire militar y con una cantidad impresionante de estímulos visuales, auditivos, recursos cinematográficos, teatrales y más. Está claro que no quiere perder el trono, sin embargo, el sonido, que debería ser perfecto, no lo es y la voz de la reina llega a mis oídos algo distorsionada. ¿Y el playback? Creo que se le olvidó en casa. Plop!!! No importa, no suena terrible y menos aún cuando la siguiente canción es un clásico: “Papa Don’t Preach”, la canto a todo pulmón pero termina muy rápido porque la música de “Hung Up” se apodera del escenario.
La segunda parte del concierto empieza con la pegajosa canción “Express yourself”, ella sale disfrazada de cheerleader, mientras sus bailares vestidos de tamborileros son suspendidos en el aire, gracias a la ayuda cuerdas invisibles. Si debo elegir una versión de esta melodía, me quedó definitivamente con la coreografía que utilizó en “The Girlie Show World Tour” (1993), ella irrumpe en el escenario sentada en una gran bola, luciendo una estrafalaria peluca rubia de estilo afro y derrochando energía. ¡Cómo extraño a esa Madonna!
Luego llegaron más canciones nuevas: “Give me all your loving” y “Turn up the Radio”, hasta que varió por una de la década de los ochentas, “Open your heart”, esta vez acompañada por el trío vasco-francés Kalakan, quienes interpretan junto a reina la canción Sagarra Jo. El tiempo avanza y la diva cierra la segunda parte del show con“Masterpiece”, pero antes decide interactuar con su público: “People said Germans are cold?. Not true, right? You are very HOT…hot lovers? Germans do it better?”. Yo grito sí, son hiper fríos, pero nadie me entiende porque lo digo en español.
Después empezó el desfile de modas con “Vogue” y “Human Nature”, que a diferencia de Turquía, Madonna prefirió dejar en la imaginación de los alemanes la travesura que semanas atrás hizo en la ciudad de Estambul, donde mostró uno de sus pezones al público turco. En Berlín no enseñó nada, ni se excedió en nada. Bye, bye crazy Madonna!!!
Lo que no fue sorpresa fue el cambio de vestuario de la “ambición rubia”, siete exclusivos trajes en dos horas de show. No cabe duda que le gusta figurar y acaparar las portadas de las revistas. El traje inspirado en Juana de Arco, con cristales de Swarovski y el unifome de majorette, son una creación de la estilista Arianne Phillips. Asimismo, el diseñador francés, Jean Paul Gaultier es el responsable del traje que la cantante utiliza para la canción “Vogue”. Él ya lo hizo anteriormente en el “Blond Ambition Tour 1990”. ¿Quién no recuerda el famoso corpiño dorado en forma de cono que dio la vuelta al mundo?.
Pero no sólo Gaultier es el único que trabaja para la diva, también cuenta con otras firmas de lujo como: Miu Miu,Alexander McQueen y Prada. La lencería y el calzado están a cargo de la cantante, con su marca Truth or Dare, mientras que Dolce & Gabbana, Fausto Puglisi y J Brandson los responsables de los atuendos de la banda y los bailarines. A mí me encantaron los botines plateados con taco alto que lucieron los bailarines. Se veían tan cómodos y re-fashions. Deben costar una millonada.
Luego llegó lo más esperado: “Like a virgen” y “Like a Prayer”, una de mis favoritas, la canté de principio a fin con toda la fuerza de mi voz y abrazada de mis dos queridas amigas: Jeariscia Roman y Bel Cunha, de República Dominicana y Brasil.
Para cerrar la noche cantó “Celebration”, un final de infarto, lleno de luces y con un escenario convertido en una gigantesca discoteca. ¿Alguien puede permanecer sentado?, nosotras, las latinas, no. El show termina, Madonna se despide con un rápido “Dankeschön”, “Thank you”…”Good night”! y las luces se encienden. Es más de medianoche y quiero seguir bailando sus mejores éxitos como “La isla bonita” (siempre presente en todos sus conciertos),“Holiday”, “Music” o “Material Girl”. Pero se acabó y yo me quedo contenta y complicada de verla en vivo y en directo, aunque mis conciertos preferidos sigan siendo“Who”s that girl Tour 1987” y “Confessions Tour 2006”.
Algo me queda súper claro, la reina del pop no tiene competencia, nadie la iguala hasta el momento. No tiene rivales de peso que puedan igualarla o mejorarla (aunque la voz no la ayude). Tiene asegurado el reinado por muchos años, hasta que su cuerpo aguante. ¡Larga vida a la reina del pop! No te mueras nunca Madonna…
(Final “Celebration”: video aficionado)
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