16.10.11

Nefertiti: La reina egipcia continúa fascinando al mundo


Hay ciertos personajes que la historia guarda que nos cautivan, nos arrancan suspiros de  admiración, respeto y, hasta me atrevería a afirmar, generan en nosotros un lazo especial, un cariño, producto de tantas horas de lecturas invertidas, claro, sin que ello suponga cualquier tipo de fanatismo o culto a los ideales que tuvieron en vida. Nefertiti, la misteriosa reina de Egipto, es para mí una de ellos.

La primera vez que leí el nombre de Nefertiti fue en la edición dominical de un conocido diario limeño. Era aún chica, posiblemente estudiaba los primeros años de secundaria en el colegio, eso no lo tengo muy claro, sólo recuerdo que encontré el artículo en la sección cultural, y tras leerlo dos veces o tres, recorté la nota para guardarla junto con mis objetos de mayor valor: un folder manila con todo tipo de reportajes. Pasó el tiempo y antes de fijar mi residencia en Alemania, tuve que deshacerme de muchas cosas que por espacio no cabían en mi maleta, me apenó dejar en Lima ese recorte tan especial pero mi recompensa fue mayor al enterarme que el Neues Museum de Berlín, guardaba entre sus colecciones al “Busto de la reina de Egipto”. 
Estaba feliz de tener a Nefertiti como vecina de barrio pero me preguntaba, ¿por qué este busto, de incalculable valor para los egipcios, lo exponen de manera permanente en la capital alemana? 
El origen de un tema que mantiene en conflicto diplomático a Egipto y Alemania, se remonta al 6 de diciembre de 1912, cuando Ludwing Borchardt, profesor del Instituto Imperial Alemán de Ciencias Egipcias de la Antigüedad, descubrió la pieza en el abandonado estudio del escultor real Tutmose, en Tell el-Amarna (al sur de Egipto). El gobierno egipcio insiste en recuperar el busto de mayor valor internacional, mientras que el gobierno alemán se niega en devolver o entregar en calidad de “préstamo”, un tesoro que considera por derecho suyo. Entre los dimes y diretes que manejan ambas partes, se dice que Alemania extrajo la pieza de manera ilegal, no obstante, los alemanes aducen, que tanto los arqueólogos egipcios como los germanos, dividieron el hallazgo en dos partes de similar valor, y que fueron precisamente los representantes del Gobierno de Egipto, los encargados de elegir qué objetos se quedaban en casa. 
Es preciso mencionar, que el financiamiento del hallazgo estuvo a cargo del empresario y filántropo alemán, Simon James, quien donó “La reina Pintada” o la “Bruja”, como también se le conoce, al Ägyptisches Museum (Berlín). 
Pero el Busto de Nefertiti no es la única pieza que Egipto reclama, están también la “Piedra Rosetta” (Museo Británico), el “Zodiaco de Dendera” (Museo de Louvre), la “Estatua de Ramsés II (Museo de Turín), entre otros.
Independientemente de cuál parte maneja la información correcta, creo que estos tesoros se encuentran mejor custodiados en sus nuevos hogares, porque Egipto no ofrece las medidas de seguridad para protegerlos, una prueba de ello fue el robo del cuadro “Las Amapolas”, de Van Gogh (siglos XIX y XX), ocurrido en El Cairo (2010) y valorado en 55 millones de dólares.

La estrella del Neues Museum
En octubre de 2008, tuve la oportunidad de ver a “La Mona Lisa de Armana” en vivo y en directo en el Altes Museum, cuando todavía se podía tomar fotografías sin flash a la exhibición que mayor número de turistas congrega en Berlín. Me la imaginaba más grande pero no tan imponente como es realmente. Si una pieza de cal y yeso inspira respeto, no quiero pensar cómo era la verdadera mirada de la reina y menos disgustada. De enemiga jamás, pero sí de aliada o amiga, aunque sólo sea para medirle los pasos. Si viviera hoy, estoy segura que sería la mujer con más fans suscritos en su página de facebook.
La famosa escultura se exhibe actualmente en el Neues Museum, desde su re-apertura el pasado 17 de octubre de 2009, luego de un largo proceso de reestructuración. (El museo estuvo cerrado por más de 70 años, después de los bombardeos de la Segunda Guerra Mundial). Ahora está prohibido retratarla o filmarla pero queda el consuelo de comprar souveniers con su bello rostro. 

Un enigma llamado Nefertiti
Nefertiti (1,370 AC – 1,330 AC) su nombre significa “la bella ha vuelto”, y aunque no se tiene conocimiento exacto de su origen, se le considera hija de Ay, quien más tarde fue faraón. Vivió durante el periodo Amarniense*, el más conflictivo y que menos información se tiene de la historia egipcia pero gracias a las representaciones de la época, se sabe que ejerció una gran influencia sobre el rey (esposo), contribuyendo a la revolución política, religiosa y económica, al sustituir el culto politeísta por una tendencia monoteísta, representada por el dios sol (Atón). 
A la edad de 16 años se casó con su primo Amenhotep, quien luego pasó a llamarse Akenatón, décimo faraón de la dinastía XVIII de Egipto, con él tuvo seis hijas. 
Desde la coronación de Akenatón creció la tensión con los Sumos Sacerdotes, guardianes de los dioses más importantes del país, eran hombres poderosos y muy ricos. En el quinto año de su reinado (1,353 A.C), el centro del poder egipcio se encontraba en Atenas, pero la pareja real decidió trasladarlo a 240 km al sur del río Nilo para construir una nueva ciudad en Armana (hoy desaparecida por completo), el objetivo era reducir el poder religioso del clero que tanto molestaba al rey y la reina.
De acuerdo a las representaciones artísticas que han sobrevivido con el paso del tiempo, se puede comprobar el enorme poder que Nefertiti tuvo, que incluso, iba a la par del rol que tenía su esposo. En más de una obra de arte se le ve manejando su propio carruaje, castigando a los enemigos (tareas exclusivas de un rey) o en escenas de intimidad familiar y afecto (poco usual para la época). Se dice que pagó un alto precio por su independencia.
Un misterio ronda la muerte Nefertiti: no hay templo, tumba o pirámide de alguien tan importante, teniendo en cuenta que los miembros de la realeza egipcia no escatimaban gastos cuando se trataba de conmemorar la vida de los faraones. Hacia el décimo cuarto año del reinado de Akenatón (1,336 A.C), el rastro de Nefertiti desaparece. No se han encontrado papiros, grabados ni escritos que dejen por lo menos una huella de lo que pudo ocurrirle a la reina bella. 
Sin embargo, el 9 de junio de 2003, Joann Fletcher, especialista en el análisis capilar de la University of York en el Reino Unido, anunció  que  Nefertiti se encontraba en la tumba KV35, ubicada en el Valle de los Reyes (Egipto). Incluso, en un programa emitido por el Discovery Chanel, Flecher, junto con un equipo especial quisieron demostrar que los restos de la momia pertenecían a la soberana egipcia porque fue enterrada como todo un personaje real de la dinastía XVIII. Lamentablemente, las personas que profanaron años atrás esta tumba se encargaron de no dejar rastros visibles de esta mujer, seguramente quisieron mantener en el anonimato su existencia por considerarla peligrosa, blasfema o indigna del más allá.
Este secreto será revelado al mundo cuando la tecnología permita conocer resultados al 100%, con la ayuda de una prueba de ADN. Por lo pronto, sólo nos queda esperar e imaginar cómo fue su belleza a través del Busto de Nefertiti, aunque eso suponga un viaje al corazón de la capital alemana. Si vienen por acá, no olviden avisarme para acompañarlos en la visita. :-)

*Periodo de la historia de Egipto que abarcó de 1,353 a 1,336 a. C y que gobernó Akenatón o Ajenatón, décimo faraón de la dinastía XVIII.

Datos de interés:
El Busto de Nefertiti está fabricado en piedra caliza y yeso, pesa 20 kilos y mide 47 centímetros. 
Dirección Neues Museum
Bodestr. 1, 10178
Precio por persona: 10 Euros

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4 comentarios:

  1. Mis felicitaciones, Claudia!!!!! Un artículo muy ameno e ilustrativo de este insigne personaje. Saludos!!
    Jorge

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  2. Realmente impresiona su busto, derrocha poder y magnetismo y el museo es precioso, no solo las obras de arte sino el espacio en sí es maravilloso, verdad?
    Gracias por otro artículo estupendo Claudia!
    Sylvia

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  3. Sí, los museos son más que museos, son ciudades!!! Un beso.

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