Regresar nunca es fácil, a veces cuesta más trabajo, otras un poco menos pero siempre la primera frase es la que se demora más tiempo en ver la luz, luego el resto de las ideas van saliendo sin tanto esfuerzo. Por eso hoy, tratando de encontrar un pretexto para no pelearme con las teclas de mi computadora, preferí primero poner en orden los lugares que visité en Londres y Venecia, mientras le dedicaba un par de horas a una tarea doméstica, que de lejos es mi favorita: planchar.
Han pasado un poco más de dos meses desde la última vez que escribí, viajes y trabajo me obligaron a dejar la pluma pero sólo por un corto tiempo. Soy freelance y no siempre los que trabajamos desde casa tenemos más tiempo para dedicarnos a los hobbies, aunque de lejos se perciba al revés. Pero ya estoy aquí nuevamente, empezando el 2012 con mucho optimismo, alegría y con ganas de descubrir cosas nuevas e interesantes para poder inmortalizarlas en mi Blog. Esta vez los dejo con una fascinante ciudad que visité en noviembre pasado y espero muy pronto regresar porque en la repetición está el gusto.
Destino: ¡Londres!
Una hora y treinta minutos dura un vuelo comercial desde Berlín, hasta Londres (Inglaterra), uno de los centros financieros más importantes del mundo. El vuelo es tan corto y rápido que casi no hay tiempo para abrir un libro o dormir una pequeña siesta, ni bien uno termina de acomodarse en el asiento, el piloto del avión ya está solicitando nuevamente a los pasajeros que se abrochen el cinturón de seguridad para el respectivo aterrizaje en el aeropuerto Gatwick, el segundo más grande de la ciudad y el segundo de mayor movimiento en el Reino Unido, después de Heathrow.
Llegué a Londres en pleno otoño (13° centígrados aproximadamente y cielo gris la mayor parte del tiempo) con la esperanza de no encontrar muchos turistas paseando por las calles y así disfrutar mejor de unas merecidas vacaciones, pero me equivoqué, la cantidad de gente que se ve en todo momento y en todo lugar (Museos, Bares, Restaurantes, Estaciones de Tren, etc.) es una constante. ¿La razón?: El área metropolitana tiene una población estimada de 12 millones de habitantes, la más grande de Europa, además, Londres es la capital más visitada en el mundo y una de las más caras del planeta. ¿Veamos por qué?
El famoso Big Ben
A orillas del río Támesis, tan estudiado en la época escolar, se puede ver el “Big Ben”, nombre con que se conoce a la Torre del Reloj del Palacio de Westminster. Se encuentra en la esquina noreste del edificio que alberga la sede del Parlamento Británico, con sus dos Cámaras: Lores y los Comunes. Fue reconstruido por el diseñador Charles Barry, tras el incendio del 16 de octubre de 1834. Tiene 96.3 metros de altura y su estilo es gótico victoriano. Posiblemente, su nombre se debe a la campana de 13 toneladas, aunque también se dice que fue en honor al primer encargado de su construcción, Benjamín Hall.
St. Paul Cathedral.
La iglesia donde se casó Lady Di es la bellísima St. Cathedral. Si de lejos resulta impresionante, de cerca es simplemente mágica. ¿Será por eso que se aprovechan con los tickets de ingreso?: 19 libras por persona. No importa, vale la pena pagar y recorrer cada rincón de la catedral hasta la cúpula, si es que tu físico te lo permite (527 escalones en total).
Compartiré un poco de la historia de St. Paul, que gracias a la ayuda del auto-guía en español, pude conocer al detalle: Los cimientos de la iglesia que lleva el nombre del apóstol San Pablo, se han levantado y caído en más de tres oportunidades (604, 1087 y 1666) por culpa de guerras e incendios. La actual catedral la construyó el arquitecto Sir Christopher Wren, un personaje extraordinario que también se dedicaba a la astronomía, a las ciencias y a las matemáticas.
La cúpula tiene 111,3 metros de altura y 65.000 toneladas de peso. Es una de las catedrales más grandes del mundo. En el interior se puede apreciar las pinturas de Janes Thornhill, quien se demoró cuatro años en terminar su obra y mosaicos de Alfred Stevens y George Frederic Watts, que representan a los profetas del Antiguo Testamento y a los cuatro evangelistas.
En el extremo septentrional de la nave se sitúa el monumento dedicado al duque de Wellington, famoso por derrotar a Napoleón en la batalla de Waterloo (1815). Sus restos descansan en la cripta de la iglesia.
A lo largo de los años se han celebrado oficios religiosos importantes como cuando el rey Jorge III recuperó la salud tras un periodo de enfermedad mental o cuando la reina Victoria quiso conmemorar su sexagésimo aniversario en el trono. También se han celebrado bodas reales como el matrimonio entre Catalina de Aragón y el príncipe Arturo (1501) o el enlace del príncipe Carlos de Gales con Diana Spencer (1981).
The National Gallery
Es el museo de arte en Londres, ubicado en Trafalgar Square. Contiene una impresionante exhibición de pinturas europeas desde 1250 a 1900, en total 2,500 obras de arte que pertenecen al Estado Británico y, por lo tanto, el público que lo visita tiene la suerte de acceder al museo en forma gratuita (si se quiere, sólo se paga el auto-guía y las exhibiciones especiales).
En “The Gational Gallery” se pueden apreciar pinturas que datan del comienzo del Renacimiento hasta el Post-impresionismo. Aquí les comparto algunas obras que tuve la oportunidad de ver :
. “The Rokeby Venus”, 1647 – 1651. (La Venus del Espejo), del pintor español Diego Velásquez. Se aprecia a la diosa Venus desnuda mirándose en un espejo que lo sostiene el hijo de Cupido.
. “The Baptism of Christ”, 1450 (El Bautismo de Cristo), del pintor italiano Piero della Francesca. Es uno de los cuadros más conocidos del pintor.
. “Samson and Delilah” 1609-1610. (Samson y Dalila), del pintor alemán Peter Paul Rubens. Me gustó mucho este cuadro por la historia en sí y, además, por la luz del cuadro: si aprecian bien pueden ver el cuerpo de Dalilah perfectamente iluminado por un candelabro.
. “A Bearded Man in a Cap” 1650, del pintor y poeta holandés Rembrandt. Muy apreciado en el siglo XVII por la particular expresión del rostro del hombre en el retrato.
British Museum (Museo Británico).
Si tienes la oportunidad de conocer Londres es imperdonable no visitar el Museo Británico, aunque en un sólo día es imposible ver todo. La entrada es gratuita todo el año, salvo las exposiciones especiales, por lo tanto, vale la pena regresar en más de una ocasión, pero eso sí, con un mapa y un auto-guía para sacarle el máximo provecho al museo que más visitas recibe al año (5 millones de personas aproximadamente).
Este importante museo se fundó en 1753 y es considerado el más antiguo del mundo y uno de los más visitados. Se formó a partir de una colección privada del médico Sir Hans Sloane, quien donó más de 80.000 piezas al Estado Británico.
¿Qué ver?
. La colección Egipcia, cuenta en la actualidad con unas 75.000 piezas egipcias (incluye los sarcófagos de Egipto, La pierda Rosetta, uno de los mayores atractivos del museo, papiros, etc.).
. Los Mármoles de Partenón.
. Esculturas de la antigua Turquía, romanas y griegas.
. La colección de cerámica china
. El Juego Real de Ur (Mesopotamia)
. El obelisco de Netcanebo II, entre otros objetos valiosos.
Tower of London (Torre de Londres)
Con más de 900 años de antigüedad fue construida por William the Conqueror (Guillermo el Conquistador) en 1070, es una importante fortaleza usada como prisión, en donde se ejecutaron a villanos, altos mandatarios y hasta nobles. Entre sus columnas se esconden verdaderas historias de terros.
¿Qué se puede visitar?
. Las Joyas de la Corona (Crown Jewels),
. La Torre Blanca (White Tower), la más antigua y en su momento la más alta de Londres.
. La Torre Martín, en donde se exponen objetos de tortura.
. Capilla Real de San Pedro y Vincula (Chapel Royal of St Peter and Vincula).
. La Torre Sangrienta, donde fueron asesinados los dos primeros príncipes.
. Los cuervos (ravens), entre otras atracciones.
El precio de las entradas es de 18 libras el adulto y 9.50 los niños. Está abierto de lunes a domingo.